Como viene siendo tradicional en el mes de julio, las Hermandades de la Vera-Cruz y Rocío de Puerto Real celebraron una convivencia el pasado fin de semana en la casa que la hermandad rociera tiene en la aldea del Rocío, una actividad que organizan ambas corporaciones cofrades tras firmar carta de hermandad, con motivo del 250 aniversario de la bendición de Nuestra Señora de la Amargura.
Los actos se iniciaron el viernes con la llegada de unos 80 peregrinos a la aldea almonteña, tras saludar a la Blanca Paloma, fueron recibidos por el Hermano Mayor de la hermandad anfitriona Antonio González y miembros de la Junta de Gobierno que precisamente en estos días finalizan su mandato.
En la jornada del sábado se visitó el museo que se encuentra ubicado en unas dependencias anexas al santuario de la Virgen del Rocío, siendo atendidos por el responsable del mismo y miembro de la junta de gobierno de la hermandad matriz, quien explicó toda la historia de esta universal devoción a la Virgen María y mostró los distintos enseres y vestimentas de la santísima virgen.
Ya el domingo tuvo lugar el acto más importante de la convivencia como fue la participación en la eucaristía que tuvo lugar a las 11 de la mañana y el rezo de la salve ante la Blanca Paloma que se encontraba en su paso debido al inminente traslado el próximo mes de agosto a Almonte.
Durante estos días los participantes disfrutaron de tres intensas jornadas de convivencia poniéndose de manifiesto las buenas relaciones existentes entre ambas hermandades que pertenecen a la parroquia San Benito Abad. Una vez más hubo una amplia participación de jóvenes de las dos hermandades. En el almuerzo de clausura ambos hermanos mayores; Antonio González y Manuel Lobo destacaron la importancia de celebrar estas actividades y seguir trabajando para que continúen en años venideros.
Nuestra hermandad quiere agradecer la magnífica acogida y cariño que nos brindaron nuestros hermanos rocieros de Puerto Real.
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