lunes, 21 de septiembre de 2009

A Diego Salvador Flores

En esta ocasión tenemos el placer de reproducir unas líneas que nuestro hermano José Juan Ramos Álvarez ha publicado en su blog personal http://www.laespiraldesilencio.blogspot.com/, dedicadas a la memoria de Diego Salvador Flores, tallista de nuestro paso de misterio recientemente fallecido:


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Se nos ha ido pero su presencia estará en el crujir de la madera, en el olor a nuevo que percibo en cada primer ensayo, en esa primera levantá al cielo, en cada uno de los rayos de luz que entran destellantes por los remates de madera, en el sufrimiento del camino, en ese sonido característico que percibo cuando agotado cierro los ojos para no desfallecer y en la belleza de todas y cada una de las fotos en las que sale mi paso y mi Cristo.
A los artistas se les reconocen por sus grandes obras y Diego Salvador Flores ha dejado varias en mi pueblo, pero especialmente una muy importante para mí. Confieso que soy un enamorado de mi Cristo y de mi paso, y que necesito verlo de cuando en cuando. Y nunca estoy tan seguro de quererlo que cuando lo veo preparado para el paseo. Es la imagen perfecta, la armonía hecha misterio, un conjunto increíble. No existe mejor pilar para la grandeza que la obra de Diego.
Recuerdo muchas tardes en las que aún de pequeño iba a la Iglesia junto a mi padre y en lo que entonces era un garaje nos parábamos a charlar con una pareja única. Entre serrín y serruchos estaban Manolo Espinosa y Diego Salvador, dos artistas, cada uno en su terreno. Manolo se despidió de nosotros hace algún tiempo pero fue en balde, porque pase el tiempo que pase seguiremos sintiéndolo cerca y Diego este fin de semana ha cerrado por siempre su taller.
Estoy seguro que Dios disfruta tanto cada Semana Santa encima de las obras de Diego, que le ha pedido que le haga un paso nuevo en el cielo. Pero no te preocupes que cada vez que cruja la madera encima de nuestros cuerpos, los costaleros nos acordaremos del arte de tu gubia, y del esfuerzo de tus manos, del sonido de aquellas tardes de cincel y martillo, y de la ilusión que en cada golpe de tu formón nos transmitías a la familia de la Vera Cruz.
Tú no estarás pero nosotros pasearemos tu legado con orgullo cada Miércoles Santo, y lo llevaremos con tanta fe que hasta estoy seguro que podrás asomarte a vernos. Siempre estaremos en deuda contigo por habernos regalado el mejor trono con el que se puede pasear al señor de San Benito.
Que el señor de la Vera Cruz te proteja por siempre. Gracias maestro y descansa en paz.

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Fotografía: Fernando Fossati Aragón